Antes de imaginar siquiera que serían la parte del león del grupo más exitoso y más longevo de la historia del rock, dos niños de cinco años comenzaron a compartir aventuras, seguro que inocentes, en una escuela infantil de Dartford, Inglaterra.
Aquellos niños, que no eran otros que Mick Jagger y Keith Richards, seguirían juntos al cabo de los años, compartiendo vicios, genialidades y virtudes por décadas, sin que las canas ni los nietos hayan conseguido retirarles de los escenarios.
El mayor de aquellos dos parvulitos era Mick, nacido Michael Phillip Jagger el 26 de julio de 1943 en Dartford, Inglaterra, y no demostraría interés por la música hasta que en el instituto formó su primera banda “Little boy blue and the blue boys”.
La formación de los Rolling Stones en los primeros setenta fue el resultado lógico de la pasión de ese frustrado estudiante de económicas y su reencontrado amigo Keith, unidas al impulso de un niño de papá, Brian Jones, que tocaba varios instrumentos y que, como ellos, estaba loco por el blues.
Algún día se sabrá la fórmula que, en un mundo tan convulso como el del rock, ha mantenido unidos a los Rolling Stones por más de cuatro décadas. Y ello pese a que Mick emprendió en el 85 su propia carrera en solitario.
Quizás no sea preciso hacer muchos esfuerzos para llegar a la conclusión de que la causa es esa música que sólo son capaces de crear y tocar juntos esta pareja de raros que llevan casi medio siglo viviendo al límite. Eso y su amor por el buen blues.
El grupo ha ganado dos Grammy y él, en solitario, un Globo de Oro, además es uno de los grandes iconos de la música de los últimos años.
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